Se inauguró el viernes 21, en la plaza Juan José Crottogini, la escultura Cimarrones del reconocido artista Ignacio Iturria. Financiada a través de los Fondos de Incentivo Cultural (FI) por el Shopping Tres Cruces, la obra está enclavada en un lugar emblemático para el país, ya que allí en 1813 se realizó el Primer Congreso del Pueblo Oriental.
Participaron de la inauguración, el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, junto a la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, el director nacional de Cultura, Sergio Mautone, y el vicepresidente del Shopping Tres Cruces, Luis Muxí. Las autoridades coincidieron en resaltar el aporte artístico de la obra de Iturria, incorporando la figura del perro cimarrón en un juego de ventanas que aluden al pasado y al futuro de nuestro país.
El Intendente de Montevideo destacó el aporte artístico de esta obra “que ha logrado expresar una mirada inteligente en un espacio que se vincula con el origen de nuestra nación, ya que este lugar, o muy cerca de aquí, tiene que ver con el sitio donde se redactaron las Instrucciones del Año XIII y sesionó el Congreso de Abril”.
“Artigas –señaló el intendente de Montevideo–, aquel hombre que había roto estructuras, que había creado un reglamento de tierras revolucionario, tuvo la capacidad de generar el apoyo y la fidelidad de quienes menos tenían, ya fueran gauchos pobres, criollos sin tierras y, por supuesto, los indígenas y morenos, que eran los que tenían claro que sólo en Artigas tenían a alguien que realmente los defendiera. Junto a esos últimos hombres estaban los perros cimarrones”.
Durante la inauguración, el hijo del artista leyó unas palabras enviadas por su padre desde Santo Domingo, donde se encuentra de viaje. En dichas palabras, Iturria define el legado de Artigas como un símbolo de resistencia.
“Cuando se concretó la idea de poner algo en esta plaza, recordando el Bicentenario de Uruguay, consulté sobre la historia de este lugar. Encuentro de Tres Cruces, de caminos de llegada y de salida y, sobre todo, un lugar emblemático donde nació nuestra nacionalidad. Pensé entonces en tres aberturas y, en la última, una ventana al futuro y a la esperanza, allí estaría un perro cuidando ese lugar para que nunca desaparezca. El perro fue un cimarrón, símbolo de resistencia hasta al final, como Artigas. Los otros perros he querido que simbolicen la vigilancia constante a las instituciones. Y por dentro de las formas pasan los vientos y las luces dando múltiples visiones”.