Músicos de Uruguay y la región se hicieron presentes en la tercera jornada de actividades
Otra noche maravillosa se vivió en la ciudad de Mercedes, de la mano de tres conjuntos bien distintos pero con muy buenos espectáculos, que se entregaron por completo al público, brindando una gama bien diversa de canciones de nuestra región: Argentina, Brasil, Uruguay.
Cuando la noche recién caía, ese momento mágico donde luces y estrellas se confunden para dar luz, el dúo Guay entonaba sus primeras estrofas. Integrado por Tomás Crego y Juan Pablo Pérez dieron música a composiciones propias.
Una temática bien litoraleña, de Entre Ríos, con las dos guitarras enfrentadas, buscando verse y tocar. Y cantar, dulcemente, sus letras paisajísticas, representativas de lo nuestro, con melodías muy pacíficas. Un muy buen número, que se retiró con dos canciones (rasguido doble) atractivas para los presentes, que retribuyeron de pie y con aplausos.
El segundo número fue brutal: Isaac Negrene trío (San Pablo, Brasil). Una integración que desarrolló composiciones de fusión, de jazz, de rock, de ritmos brasileiros, de improvisación, perfectamente ejecutadas por su guitarrista, muy bien acompañado desde la batería, y con un bajo de seis cuerdas que fue el deleite de todos: Pipoquinha.
Un joven de dieciséis años, tan talentoso como humilde, extrovertido, carismático. Desde el principio, como grupo, se metieron la gente en el bolsillo, con ritmos movidos, de esos que hacen bailar, mezcla de samba y rock.
Pero Pipoquinha también tuvo su momento en solitario arriba del escenario. En primer lugar interactuando con la platea, haciendo tararear sus notas, gozando sus ritmos, concretando un feedback espectacular que decidió cortar con un toque sobrio, sublime, raro para cualquier pibe de su edad y raro para cualquier músico que lo intentase. Habrá que seguirle los pasos al joven, condiciones y talento sobran pero sobre todo, admirar la humildad con la que recibió a quienes deseaban tomarse fotos con él y la banda luego del toque, en la sala de prensa preparada para ello.
El cierre musical de la noche quedó en manos de Alfredo Monetti quinteto, desde Montevideo. Una agrupación local de músicos reconocidos internacionalmente, con la participación en el bajo de Gerardo Alonso, profesor de la escuela musical Jazz a la Calle.
“Gracias por este espacio maravilloso, con una ciudad que se vistió de fiesta para la ocasión” fueron las primeras palabras de Monetti, y de ahí en más mandó la música: en su mayoría temas propios (como el conocido “El Ayuí”), muchos de ellos al ritmo del milongón candombero que invitaban a bailar, como “Candombe para Nacho”.
También contó con la dulce voz de María Betancourt cantando “el peso y la importancia de las palabras” que un tema de Hugo Fattoruso trasmite. Al final, y por pedido del público aplaudidor, la noche se fue entonando un pegadizo ritmo con una improvisada letra de la cantante, y muy bien respaldada por el coro de la gente: “si va pal chuy trae, ticholo de regá (lo)”